Para cocinar, usa con eficiencia tus recursos: en primer lugar cocina con el microondas, después con olla a presión y con horno en último lugar.
Procura que el fondo de los recipientes sea ligeramente superior a la zona de cocción para que no rebase la llama: aprovecharemos al máximo el calor de la cocina.
En las cocinas eléctricas utiliza baterías de cocina y el resto del menaje con fondo grueso difusor: logrará una temperatura más homogénea en todo el recipiente.
Siempre que puedas utiliza ollas a presión super rápidas (sin apenas pérdidas de vapor durante la cocción): consumen menos energía y ahorran mucho tiempo.
Tapa las ollas durante la cocción: consumirá menos energía.
Aprovecha el calor residual de las cocinas eléctricas (excepto las de inducción) apagándolas unos cinco minutos antes de acabar de cocinar.
Utiliza el microondas en lugar del horno, supone un ahorro entre el 60 y el 70% de energía y un ahorro considerable de tiempo.
Si vas a comprar un horno eléctrico procura que sea de clase A.
No abras el horno sólo para no aburrirte. Cada vez que lo abres estás perdiendo un mínimo del 20% de la energía acumulada en su interior.
Procura aprovechar al máximo la capacidad del horno y cocina, si es posible de una vez, el mayor número de alimentos.
Generalmente no es necesario precalentar el horno para cocciones superiores a una hora.
Apaga el horno un poco antes de finalizar la cocción: el calor residual será suficiente para acabar el cocinado.
Los hornos de convección favorecen la distribución uniforme de calor, ahorran tiempo y, por tanto, gastan menos energía.
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